Cristina Esteban es actriz, cantante, presentadora, productora y profesora de interpretación musical. Tras estudiar en la escuela de Cristina Rota y diplomarse en Arte Dramático en la escuela TAI de Madrid, estudió un Máster en Interpretación para Cine y Televisión. Además es titulada en guitarra clásica y se ha formado en doblaje, verso y como especialista de cine. El público conquense ha seguido de cerca su trayectoria profesional y ahora ella intentará devolver ese cariño a sus paisanos en su pregón de las fiestas de San Julián.
– ¿Cuál es el barrio conquense de tu infancia?
-Yo vivía en Paseo San Antonio y mi colegio era el colegio de Casablanca, la zona en la que yo jugaba era la placeta de mi barrio, que era el de Santa Ana.
– ¿En qué momento de tu vida consigues la determinación suficiente como para tener claro que te quieres dedicar a la música y la interpretación?
-Mi madre siempre dice que desde muy pequeña ya se me veían maneras, cuando había música en la tele y todo eso, me gustaba. En el colegio hacía teatro y siempre me ponían de protagonista y cosas así. Pero es verdad que muchas veces no sabes si es algo que se va a quedar ahí y ya está; como lo típico, que para tu madre su hija canta bien. Pero luego hacia la época de la adolescencia estudiaba en el conservatorio guitarra en Cuenca, y ya ahí digamos que era algo un poco más profesional, que ya hay gente que entiende más de música… Mis profesores ya me decían: Cristina, la música se te da muy bien, cantas muy bien. Aparte iba mucho a la parroquia de la Paz y estaba en el coro porque me encantaba cantar, entonces cantaba en bodas, comuniones… La gente me empezaba a decir: “oye que me encantas, oye por qué no cantas en mi boda”… siendo una cría de 14 años. Cuando ves que es algo que va más allá de tu casa, una empieza a replantearse que a lo mejor es verdad que se te da bien. Tú eres una chica normal de Cuenca, pues te imaginas una vida sencilla como la que han tenido tus padres, no me imaginaba en el mundo del artisteo ni mucho menos. Lo veía como difícil, no veía que pudiese acceder a poderme ir a Madrid a estudiar arte dramático. El año que yo me presento a operación triunfo fue el primer año que se abrió el casting a menores de 18 años, se dio la posibilidad y no sabes lo pesada que me puse con mi familia pidiéndoles por favor ir al casting. Quería ir al casting, pero en ningún momento se me pasó por la cabeza que me fueran a coger; fui pues por lo típico, que tú lo ves en la tele que te gusta cantar y dices “bueno, pues a ver qué pasa”. Siempre lo digo, me dedico a esto, no solo por mi propio mérito, también es mérito de mis profesores del colegio, del instituto, del Conservatorio, el cura de mi parroquia. Al final es por la gente que había a mi alrededor en Cuenca, que vio en mí ese don y me animó a explotarlo, porque si no se podía haber quedado en yo en mi ducha cantando.
¿Quiénes dirías que han sido tus referentes?
A nivel personal son mis padres, puede parecer lo típico, pero realmente es así para mí. Son personas de pueblos de Cuenca, y se fueron sin nada a Cuenca, mi padre a trabajar y mi madre a estudiar, pero digamos que se fueron allí sin tener familia en Cuenca y siendo jovencitos, y de muy poco, han conseguido mucho: tener trabajos estables, una familia… Son personas muy trabajadoras, mi referencia de trabajo, trabajo y trabajo, son ellos.
Luego, a nivel artístico, tengo un referente que reconozco que me encantaría seguir ese ejemplo, aunque es difícil: Ana Belén, porque aparte de cantante, es actriz. Ella ha hecho muchísimo teatro y cine, la gente la conoce por cantar, pero ha hecho las dos cosas. Aparte hay algo en ella que me gusta, aunque es muy conocida porque ha llenado estadios, se ha recorrido España y Latinoamérica. Hay un punto en el que la gente no sabe mucho de su vida privada, no ha vendido su vida privada. También por supuesto me gusta mucho cómo canta.
Qué recuerdo guardas de tu paso por Operación Triunfo? ¿En qué te ayudo?
-Fue una de las mejores experiencias de mi vida, hubo cosas mejorables, pero sinceramente yo no cambiaría nada. Hay veces que dices con el paso del tiempo: si yo entrara ahora, más mayor, habría cosas que hubiera hecho de otra manera, porque la experiencia hace que seas más lista, que sepas lo que vende y lo que no; por ejemplo, era una metepatas tremenda, no tenía filtro, se me olvidaba que había cámaras y hablaba y contaba vamos… Yo no pensaba que estaba en un concurso, yo no tenía en mi mente de competitividad. Si lo pienso fríamente, no cambiaría nada, volvería a entrar conforme entré, con la frescura con la que entré, sin malicia, con ilusión… porque para mí Operación Triunfo realmente fue como un campamento donde estás haciendo lo que más te gusta, era un sitio donde mi único objetivo era cantar que era lo que las me gustaba hacer, rodeada de gente joven que les gustaba lo mismo. Aparte imagínate, comiendo súper bien, conociendo a tus artistas favoritos… Yo soy una gran fan de David Bisbal, y el primer día ya estaba en la academia. Lo recuerdo como una niña pequeña, viviendo una fantasía. Comparándome con compañeros de mi edición que eran más mayores, creo que mi vivencia fue mejor, pero porque desde la inocencia tú no te das cuenta de algunas cosas y entonces eres más feliz. Me ponía muy nerviosa, ahora tengo más control de mis nervios; cuando ahora subo un escenario pues me pongo nerviosa, no me dedicaría a esto si fuera de otra manera porque ese punto de nervios es lo que nos engancha los artistas y lo que nunca queremos que se pierda, pero en la época de Triunfo no podía hacer nada, me quedaba paralizada, fue parte de la experiencia.
De unos años para acá me siento más cómoda como actriz que como cantante”
Cristina Esteban
¿Actualmente en que ámbito profesional disfrutas más o te sientes más cómoda?
-Es verdad que de unos años para acá me siento más cómoda como actriz que como cantante. No digo que me guste más, pero sí estoy cómoda, lo disfruto mucho. Piensa que cantar es una profesión que es muy esclava, porque tienes que estar constantemente cuidando tu voz. Afecta mucho a tu vida personal y a tu vida social, porque no puedes salir de fiesta, no puedes beber cosas frías, tienes que estar constantemente cuidándote, como un deportista de élite. Ser actriz es diferente, no requiere lo mismo a nivel físico, sí a nivel emocional. Hay personajes que te desgastan mucho a nivel personal, pues a veces haces dramas y llegas a tu casa destrozada, a lo mejor te has pasado una hora llorando encima de un escenario y llegas a tu casa como triste y no es por ti, es por el personaje que has hecho. En general la actuación te permite tener una vida personal más relajada en ese sentido, entonces yo de unos años para acá lo disfruto porque estoy más relajada y me subo al escenario despreocupada, sobre todo si hago comedia, sin duda ahora mismo me quedaría con la actuación y a nivel comedia. Hacer reír a la gente es un placer tremendo en los tiempos que corren, es algo que es precioso y ahora mismo me quedaría con eso.
¿Planes a futuro?
Mi siguiente reto a perseguir y la meta que me gustaría alcanzar sería trabajar más en televisión. De unos años para acá he hecho mucho teatro y musicales, pero no he trabajado tanto en series de televisión o cine, y la verdad que ahora mismo si me dices que pida un deseo, te diría que me encantaría estar en una serie de televisión, también por probar algo nuevo.
¿Qué consejo le darías a la persona joven que está bajo el escenario y quieren llegar a ser como tú?
Les diría que sobre todas las cosas nunca pierdan la ilusión y la esperanza de que todo, con trabajo, se puede conseguir. No todas las familias se pueden permitir que su hijo o su hija se vayan a estudiar arte dramático a Madrid o pagarles unas clases de canto, porque bueno eso no está al alcance de todos, pero también conozco a mucha gente que después de estudiar su carrera se ha lanzado a estudiar arte dramático o a estudiar música y también han llegado al mismo lugar que yo. Lo importante es que tú nunca dejes de creer en ti y de formarte, aunque sea tú en tu casa. Hoy en día todo el mundo tiene YouTube, tenemos internet, puedes aprender casi cualquier instrumento solo. Es una profesión muy dura, eso también hay que decirlo. La persona que se quiera dedicar a esto tiene que ser muy consciente de que tiene todo el rato altibajos y es muy inestable, pero es verdad que si es lo que te gusta y es lo que te hace feliz, lo que yo siento cuando me subo un escenario no me lo da nada en este mundo. Cuando era más pequeña pensaba que a estas cosas solamente podían llegar la gente que tuviera dinero o que tuviera enchufes, pero si yo he llegado, que no me conocía nadie, que mis padres no tienen nada que ver con esto, de una ciudad pequeña, puede todo el mundo. Tienes que tener el don, tienes que valer para ello, pero luego hay un punto de trabajo y de ilusión, porque cuando uno tiene ilusión por algo mueves lo que sea para llegar a tu objetivo, si tienes que coger un autobús para irte a la otra punta de España, vas y lo haces, porque sarna con gusto no pica, necesitas ese punto de ilusión para no desistir, si no te quedas en el camino. Talento, trabajo, ilusión y no perder la esperanza.
¿Cómo recibiste la noticia de ser pregonera? ¿Cuál fue tu primera impresión?
-Si te digo la verdad no me lo esperaba para nada, me llamaron por teléfono y yo la verdad que pensaba que me estaban llamando para ofrecerme cantar o algo así, como alguna vez he ido a cantar a Cuenca o con algunas obras de teatro. Desde mi punto de vista lo he visto siempre como un reconocimiento que se le ha hecho a gente importante de Cuenca, y yo es como que no me veo tan importante, a ti misma dices: ¿En serio, yo? Pero cuando te lo dicen, de repente te das cuenta, haces balance de tu carrera y es verdad que has trabajo en muchas cosas para lo joven que eres, al final te sirve como reconocimiento a tu carrera y también siento mucho agradecimiento hacia mis paisanos, que me den esta oportunidad de estar ahí lo recibí con muchísima ilusión. Después la euforia se convirtió en nervios porque claro luego fui consciente de la que se me venía encima, me toca hacerlo bien, la presión está ahí, pero en general fue muy guay, me encantó, ese día la noticia me revolucionó.
En los 32 años que tengo no he faltado nunca a las ferias de Cuenca”
Cristina Esteban
¿Has vivido mucho las fiestas de San Julián?
-En los 32 años que tengo no he faltado nunca a las ferias de Cuenca, aunque haya sido ir solo un día porque es un fin de semana o un día tonto que vas y vuelves. No es fácil, porque laboralmente muchas veces me he perdido muchas cosas, hubo una época que me perdí incluso Navidad en mi casa, me he perdido Semana Santa y muchas veces San Mateo; pero estas, fiestas al ser en agosto, la gran mayoría de las veces no habían comenzado los musicales o todavía no había empezado la obra de teatro. Además, las he vivido muy completas con mi familia, he ido a la hípica, a la feria, a los toros, a los conciertos del parque San Julián; cuando era pequeña iba a lo típico de las esculturas de arena, a las verbenas del parque Santa Ana, íbamos a ver el triatlón, las carrozas … Las he vivido siempre muy completas, desde pequeña cuando íbamos con la familia como luego ya cuando he crecido y he ido más con amigos y tal, las he disfrutado mucho.
– ¿Cuál es tu atracción favorita?
-Mi atracción favorita de la feria es curioso que era también la que más miedo me daba, era esta cosa de amor-odio, me encantaba la que era como un pollo asado que te daban vueltas y luego salían unos chorros de agua, esa atracción me flipaba, cuando tenía cierta edad en la que ya te dejan tus padres montarte en alguna cosa más de mayores. Si me preguntas cuando era más pequeña, mi favorita era `Hollywood`, que era como una yincana, tú te montas y vas andando por pasillos superando obstáculos.
¿Y tu puesto de comida favorito?
-Pues mira, te voy a dar un dato que no le he dado a nadie, de hecho, no lo tengo en el pregón porque me parecían ya demasiado. Mi puesto favorito de la feria de comida, era un puesto de patatas a la entrada que es de unos sevillanos que llevan viniendo toda la vida, que son el padre, la madre y unos hijos jóvenes, está enfrente de las churrerías y todo eso, que ahora también tienen patatones. Pues aparte de porque me encantaba comerme la patata rellena con aceitunas, jamón y todo eso, es que cuando era adolescente, te estoy hablando 13 años, 14 años, a mí y a mis amigas nos encantaba el hijo del que te ponía las patatas y entonces íbamos allí para que nos las pusiera él, incluso un año conseguimos su número de teléfono. Así que, por una mezcla de cosas, elegiría este.
– ¿Has escrito ya el pregón? ¿Te ha costado mucho?
-Sí, pero no te voy a decir nada eh. Bueno a ver la idea general la tenía, sabía por dónde quería llevarla. Luego hay pequeños matices pones una cosa, la quitas; se queda muy largo, lo recortas y de repente ya lo tienes hecho y se te ocurre otra cosa más. Realmente creo que hasta el día de antes voy a estar cambiando cosas.
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