Este viernes habrá una nueva reunión de cara con los hosteleros de cara a la constitución de la mesa de trabajo para preparar la llegada a la ciudad de los futuros funcionarios del Centro Nacional de Estudios Penitenciarios.
A preguntas de los periodistas en rueda de prensa para presentar el programa Cuenca, cultura a cielo abierto, el alcalde de Cuenca, Darío Dolz, ha analizado las posibilidades de alojamiento existentes en la ciudad en estos momentos para atender un incremento de la demanda. Por un lado, está la oferta hotelera. El alcalde explica recuerda que “van a venir en una época del año en la que la que la ocupación suele ser media o baja y que principalmente van a estar de lunes a viernes, aunque algunos se quedarán el fin de semana al venir de sitios lejanos de la geografía española.
Con los datos facilitados por la Agrupación de Hostelería y Ceoe-Cepyme, ampliando el radio a unos 15 kilómetros de distancia, hay unas 2.600 plazas de todo tipo: hoteles, hostales, casas rurales, alojamientos turísticos… Esa es la distancia que se considera razonable, pero la disponibilidad hotelera es mayor si se amplía algunos kilómetros más ese rango. Dolz ha recordado que esos son los datos incluidos en el dossier que sirvió para que el Ministerio del Interior concediera esta sede a Cuenca.
Por otro lado, la llegada del Centro de Estudios Penitenciarios puede servir de impulso al alquiler de vivienda. Dolz adelanta que van a hablar con las distintas inmobiliarias de la ciudad “para conocer las capacidades adicionales que nos pueden dar” cuando haya datos más precisos sobre el volumen de gente que pasará por aquí gracias a este espacio formativo.
De cara al futuro, el alcalde quiere trabajar con Instituciones Penitenciarias para hacer cursos en épocas “en las que la universidad esté completamente vacía y la ocupación hotelera sea menor”. Por ejemplo, que se celebren a finales de enero o principios de febrero, para reforzar al sector hostelero en una época en la que la ocupación es más baja.
El primer gran movimiento supondrá la llegada de unas 900 personas a la capital en torno al mes de marzo del año que viene, aunque este grupo se dividiría en dos en el caso de que la situación sanitaria empeorara. A partir de ahí se produciría un goteo constante de funcionarios que tendrán que venir a reciclarse profesionalmente a esta ciudad.
Antes, a partir de octubre, habrá en Cuenca una reunión de directores de centros penitenciarios y un curso de verano organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha.