Intimidad entre la multitud en el traslado de Las Angustias

La Virgen de Las Angustias ya descansa en las Concepcionistas tras una procesión de traslado que ha transcurrido entre calles repletas de gente, sobre todo en el último tercio del recorrido.

Pocos minutos después de las siete de la tarde se ha puesto en marcha la comitiva, guiada por la banda de música de Las Mesas. Al celebrarse este traslado con la primavera recién estrenada, pero el horario invernal en los relojes, en esta ocasión el sol ya se estaba empezando a recoger cuando la imagen de Marco Pérez cruzaba las puertas de la Iglesia de la Virgen de la Luz, recibida con saludo militar por los agentes de la Guardia Civil que la acompañaron en el recorrido.

La banda de Las Mesas, que avanzaba a cierta distancia del paso, no escatimó esfuerzos y brilló especialmente en el tramo de Calderón de la Barca. Detrás marchaba la madre, con ritmo cadencioso y tenue iluminación, mecida por los banceros que la alzaban al cielo. En las aceras asomaban lágrimas en algunos espectadores cautivados por el momento.

Tras el paso por la Plaza de la Constitución y la calle del Agua, la procesión de traslado desembarcó en el afluente de Los Tintes, abarrotado hasta llegar a eclipsar el sonido del río que esperaba su turno para unirse al desfile. Sin embargo, la masa guardó silencio al paso de la imagen, que afrontó la recta final del recorrido con paso solemne, interrumpido únicamente por un breve enredo con uno de los cables que crecen como telarañas en las paredes de esta calle.

Y si los Tintes es el afluente, la Puerta de Valencia es un mar de gente entre que la virgen de las Angustias atravesó para embocar su entrada en las Concepcionistas, alentada por los cantos de su escolta, la Guardia Civil. El himno nacional acompañó la entrada a la iglesia de la imagen de la Virgen de las Angustias y se escucharon aplausos y algún Viva España para cerrar el multitudinario traslado.

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