Opinión

Pelear por el tren al grito de ¡ea!

Al grito de ¡ea! celebraremos el día 27 de septiembre a las once horas, el décimo plante ante la llamada Casa del Pueblo de Cuenca. Según el diccionario, decir “ea” de forma repetida significa dar ánimo, aunque en Cuenca lo solemos usar como sinónimo de resignación. Es un “conquensismo”, con el que se designa la conformidad con los abusos que comete el poder, aunque sea un cargo público, al que pagamos con nuestros impuestos y sin nuestro voto no es nada.   

El influjo en Cuenca del “ea de resignación” hace que, en los debates sobre el cierre del tren, surja la pregunta ¿somos conformistas y por eso han cerrado la línea Madrid-Cuenca-Valencia? Sostengo que el estropicio del tren tiene otras causas. Se debe, en primer lugar, a la discriminación histórica de Cuenca por el poder de la Junta y del Ministerio de transportes; en segundo lugar, a una representación política pesebrista que, a cambio de favores, no defiende el interés de la provincia; y, por último, a la copiosa clientela empresarial y de estómagos agradecidos al partido gobernante. Así pues, no caigamos en el error de culpabilizarnos por el cierre del ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia.   

En mi opinión, Cuenca es una provincia participativa y vital, pero vaciada y asqueada, por el maltrato de los poderes públicos. Que la resignación no está en su ADN se refleja en la reacción cívica a las decisiones sobre el tren y la ganadería industrial. La ciudadanía crea asociaciones (Pueblos con el tren, Plataforma en defensa del ferrocarril público y social, Pueblos vivos, Stop Macrogranjas, Cuenca Ahora, etc.); envía escritos a los medios de comunicación y a las redes sociales; presenta alegaciones y  reclamaciones administrativas (ante los ayuntamientos, ministerios y las Cortes); interpone recursos (ante juzgados y la Audiencia nacional);  peticiones (ante el Parlamento Europeo y las Cortes de Castilla-La Mancha), y realiza manifestaciones para luchar contra el cierre del ferrocarril o la burla de la moratoria a la ganadería intensiva.   

Cuando los dirigentes de los partidos, algunos medios de comunicación y la gente influyente hablan del “ea” (resignado), como rasgo de la personalidad conquense, es para llevarnos al huerto y que nadie se mueva. Han inventado ese cuento, con el que mecen a nuestras criaturas, desde su más tierna infancia, porque quieren que nos quedemos quietos. Lo grave es que también pretenden que nos culpabilicemos de los abusos del poder y no prestemos atención a las infames políticas de la Junta contra Cuenca.   

Pero estamos hartos, nos movilizamos porque esperamos poco del sentido de justicia del gobierno de la región, a la vista de cómo han distribuido durante cuarenta años las sedes de las instituciones políticas, sanitarias, judiciales, universitarias y los medios de comunicación. Y protestamos, porque conocemos cómo reparten los presupuestos regionales en administración, educación, universidades, sanidad, cultura, servicios económicos, sociales y la distribución canalla de los fondos europeos.   

El gobierno de García-Page, con sus políticas públicas, ha provocado que rechacemos el chantaje del “planequisCuenca”, que vacía pueblos vivos, impidiendo que viajemos cuatro meses gratis en el tren. Sus actuaciones muestran desprecio por la vida diaria de las familias de la provincia. Su vergonzoso desapego hacia Cuenca ha llegado hasta el punto de priorizar los intereses de las multinacionales y de las altas esferas de Puerto Rico y Costa Rica, antes que las necesidades de las familias corrientes que vivimos en Cuenca a las que condena a no tener porvenir.   

Emiliano García-Page ha conseguido que desconfiemos de él como presidente. Mintió con el tren y ahora pretende vendernos el futuro, cediendo más de mil hectáreas de terreno público (propiedad de la ciudadanía) a un paradisíaco complejo hotelero para ricos, en la sierra de Bascuñana. Es patético oír los discursos del presidente, en favor de unos ejecutivos caribeños, diciendo que crearán empleo allá en 2025, sin pensar en las personas que viven hoy en Cuenca y sus familias.   

Por todo lo cual, denunciamos la política perversa de la Junta de Castilla-La Mancha que provoca despoblación, para conseguir un turismo de alto standing para ricos. Protestamos contra los abusos del poder regional que miente, incumple sus compromisos electorales y, de forma antidemocrática, impide que viajemos gratis en el tren Madrid-Cuenca-Valencia. Contra sus canalladas e injusticias, haremos el décimo plante frente a la Casa del Pueblo de Cuenca, el próximo día 27 de septiembre a las once horas, porque vamos a “pelear a muerte por el tren” (como dijo García-Page, en la oposición).  

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