Opinión

Por Cuenca, por el tren del Reto Demográfico

El Reto Demográfico para incrementar población en los pueblos y ciudades intermedias necesita políticas transversales que faciliten la rehabilitación de vivienda, la calidad en la salud y en la educación y recursos de conectividad y movilidad. Todo ello es necesario para que se produzca un flujo de personas que autorregulen el equilibrio territorial y con ello se incrementen nuevos servicios activadores de economía. Las familias estamos atravesando una crisis sin precedentes en las grandes ciudades y apostar por favorecer ese tránsito a una de las provincias más despobladas llevaría intrínseco un movimiento de personas que de por sí, moviliza la economía y es generador de empleo.

Que el Reto Demográfico sea parte de la agenda política hasta el punto de haber creado una estructura ministerial que trabaja en este sentido es otro tanto a favor para que se desarrolle el caldo de cultivo necesario para favorecer las inversiones, mucho más, cuando contamos con un momento histórico propicio en el que Europa nos ha dotado de fondos añadidos que en alguna medida deberían ir destinados a reducir esta brecha de desigualdad y que el medio urbano crezca de la mano del medio rural que produce su alimento.

Entre los sectores que generan empleo está el sector primario, la industria, los servicios, las nuevas economías, le economía verde, la economía circular y cuando hablamos de una ciudad como Cuenca que es Patrimonio de la Humanidad, el sector estrella es el Turismo. Un Turismo que la Unión Europea nos pide que sea sostenible tanto a nivel económico, como social y medioambiental.

Cualquiera que haya viajado un poco por Europa y sienta atracción por rutas ferroviarias ha podido disfrutar de los trenes históricos que circulan en torno a ciudades

Y en todo ese proceso nos encontramos con el tren. Cualquiera que haya viajado un poco por Europa y sienta atracción por rutas ferroviarias ha podido disfrutar de los trenes históricos que circulan en torno a ciudades, a pueblos o a conjuntos históricos protegidos patrimonial o medioambientalmente por la UNESCO, como el tren de Cinque Terre de Italia, donde senderistas pueden realizar bonitas rutas junto a montes escarpados a los que solo se llega en tren o hacer snorkel junto al mar desde sus acantilados. Antes de la pandemia pude disfrutar de este trayecto que mantiene vivos cinco pequeños pueblos con un colorido y encanto muy especial. En Noruega, el tren Flam transcurre por un entorno tan verde y natural como puede ser el de la Serranía de Cuenca con el que encuentro muchas similitudes. Otros ejemplos son el tren amarillo de Francia, la línea del Duero en Portugal, el West Highland en Reino Unido o el tren de la Selva Negra en Alemania. Y si nos quedamos en España, encontramos el Transcantábrico, o el tren de la Fresa que une Madrid con Aranjuez.

Cuenca capital y los pueblos de la provincia por los que transcurre esta vía férrea no deberíamos renunciar alegremente a perder este tren, aunque solo fuera porque debidamente promocionado y con una adecuada inversión se convierta en una de las fuentes de vida para la Ciudad Medieval de Europa por excelencia o de ciudades históricas como Tarancón y Huete, de pueblos del Camino de Uclés como Huelves o Paredes de Melo y del maravilloso entorno medioambiental de la Serranía con la recuperación de las estaciones de La Melgosa, Los Palancares, Cañadas del Hoyo, Carboneras de Guadazaón, Arguisuelas, La Gramedosa, Yémeda-Cardenete, Víllora y Camporrobles, un conjunto medioambiental y patrimonial de pueblos dignos de ser mostrados al mundo y visitados desde un tren histórico, que permitiera mantener viva una infraestructura para ser utilizada también como línea de cercanías con Cuenca capital.

Cuenca no necesita una Vía Verde, Cuenca es verde y tiene multitud de vías y caminos para recorrer andando o en bicicleta. Cuenca necesita un tren histórico turístico y tiene la infraestructura para su mejora e inversión. No eliminen lo que ya existe y es útil. No resten oportunidades al territorio. No desperdicien una infraestructura que nunca más se volverá a recuperar para convertirla en un camino que difícilmente pueda tener la misma proyección.

Desconozco si este será mi único viaje en el Tren del Huécar, pero viviré la experiencia con ilusión para decir alto y claro que la provincia de Cuenca merece este recurso turístico para potenciar sus comarcas y para que sirva como línea de cercanías entre sus pueblos y la capitaly que Tarancón merece un servicio de lanzadera ferroviaria con Madrid como herramienta de movilidad necesaria para que la Mancha conquense sea atractiva para ser repoblada. No permitamos que Cuenca pase del vagón de cola a quedarse sin vagón. ¡Disfrutemos del viaje!

Yolanda Martínez Urbina es presidenta de Red de Pueblos Proactivos y coordinadora de Reto Demográfico de AFAMMER