La construcción de aparcamientos en el terreno de la estación de tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia (según el plan XCuenca que carece de estudio previo, sin inventario de los elementos y sin consulta pública) ha despertado un amplio debate en la comunidad conquense. Las críticas se centran no solo en la utilidad real de estos aparcamientos, sino también en su impacto patrimonial y en cómo operan dentro del entorno urbano. En este artículo se quiere poner en evidencia el mínimo interés en la conservación y uso innovador del patrimonio. Explorar los aspectos relacionados con la construcción de estos espacios, así como las propuestas para mejorar su funcionalidad y adaptación a las verdaderas necesidades ciudadanas, aunque también esencial, nos llevaría a tratarlo en otro capítulo.
La idea de su contenido, en mi caso, se remonta al 13 de febrero de 2025 cuando, antes de que empezaran las obras, escribí una solicitud a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, dirigida a la Consejería de Educación, Cultura y Deportes (Viceconsejería de Cultura, Servicio de Patrimonio y Arqueología), con la estricta finalidad de proteger “el conjunto de inmuebles con carácter ferroviario en el terreno del Adif en la ciudad de Cuenca”
A esa instancia el 27 de febrero – cuando ya había empezado la demolición de elementos – añadí otra solicitud, porque había descubierto mientras en el Archivo Histórico Ferroviario de Madrid que todavía existía un refugio antiaéreo en el terreno (como demuestro en el pertinente plano y varias cartas).
Al no recibir una respuesta, pasados tres meses dirigí un escrito el 28 de mayo para expresar mi descontento sobre la falta de respuestas. Tampoco tuve ninguna contestación en los tres meses siguientes. Un menosprecio administrativo zahiriente y, a todas luces, inadmisible. Una inquisición absurda, dado que tanto la Junta como el Ayuntamiento disponen del inventario del patrimonio de Cuenca que se ha elaborado para el nuevo POM.
Por esto estimo necesario dar conocimiento a la opinión pública de las solicitudes y la carta del 28 de mayo, para que la ciudadanía sepa lo que ha pasado. A estos documentos me remito y pongo a disposición -mediante petición privada- de quien lo desee.

No sé si simplemente no han querido contestarme (ante un eventual desaire: “un extranjero nos va a decir ….”), o han usado el instrumento más antidemocrático que suele encerrar la fórmula del “silencio administrativo”. Y conocemos sobradamente lo que expertos juristas han expresado en sus críticas sobre esta figura, considerándola a menudo una patología o un fracaso de la Administración en cumplir con su deber legal. Puesto que lesiona los derechos del ciudadano y, en su versión negativa, a menudo beneficia o resulta indiferente para la Administración que incumple su obligación de resolver.
Gestión del Impacto Patrimonial
El aspecto esencial en la construcción de los aparcamientos es la gestión de su impacto sobre el patrimonio arquitectónico y cultural de Cuenca. La ciudad es conocida por sus elementos históricos y su singular arquitectura, y cualquier obra que afecte a este legado necesita ser analizada detenidamente. Se plantea la pregunta: ¿son realmente necesarios estos aparcamientos destruyendo para siempre el patrimonio ferroviario en este terreno o debería buscarse una alternativa más efectiva para la movilidad urbana?
Las críticas hacia las obras realizadas han surgido principalmente de grupos defensores del patrimonio -como es mi caso, en calidad de profesional técnico en esta materia-, quienes destacan la importancia de preservar la esencia cultural de Cuenca. La demolición de ciertos elementos arquitectónicos del patrimonio industrial para dar paso a los aparcamientos ha sido motivo de controversia. Es fundamental encontrar un equilibrio entre la modernización y la protección del patrimonio, garantizando que las nuevas infraestructuras respeten el entorno y la historia local.
Mi referida carta de 28/05/2025 resulta esclarecedora, pues destaca lo siguiente:
(…) “en fecha 27 de febrero siguiente y nº de registro 786661 se remitió al Servicio de Patrimonio y Arqueología la documentación consultada y facilitada por el Archivo Histórico Ferroviario correspondiente a los planos de los edificios o construcciones de los muelles de carga, el embarcadero del ganado, el muelle de los automóviles y el muelle de la madera.
Y además se remitió la copia de la documentación también facilitada por el Archivo Histórico Ferroviario correspondiente a un refugio antiaéreo y su localización para su inclusión en la solicitud mandado el día 13 de febrero de 2025 con nº de registro 580951 y del que desconozco el estado de conservación y si las obras han podido dañarlo.
(…//..) le informo de nuevo, como también lo he escrito en mi solicitud del día 27 de febrero, que desde el 25 de febrero se ha realizado (en nombre del ayuntamiento de Cuenca), en base a una licencia en la que faltan los informes de Cultura y de Medioambiente (?), la demolición completa y definitiva del muelle de madera, del muelle de los automóviles y del embarcadero de ganado. Además se han demolido los cimientos de la parte descubierta del muelle de carga y descarga, y encima he visto el 19 de mayo que se ha destrozado la grúa dinámica, todo eso, al parecer promovida por la Diputación de Cuenca según la diversa información existente en los medios, para construir aparcamientos (temporales?) de vehículos sobre terrenos cuyo destino y uso urbanístico no está definido en la orden municipal.”
Además los irregulares aparcamientos que han hecho cabe inscribirlos en lo que se denominan urbanísticamente como “islas de calor”, porque de ninguna manera ayudan a mitigar las consecuencias del cambio climático, al contrario suben las temperaturas en lugar de bajarlas porque no hay (suficientes) árboles ni zonas verdes, no hay bastante pavimento permeable, ni hay un elemento de agua. Además, aumenta la contaminación sobre todo en los barrios colindantes. Eso sería desplazarla de la (futura) ZBE a otro sitio, que daría un efecto cero al total de la contaminación.
Mi intención para pedir a la Junta la protección de los elementos descritos se hallaba simplemente en salvaguardar el poco patrimonio industrial que tiene Cuenca. En la franja de enfrente, sin embargo, las autoridades hablan mucho de cultura pero pasan por alto lo que es el patrimonio industrial. Una idea única que se podría haber desplegado para este complejo como un destino turístico exclusivo, unido al valor del ferrocarril en el desarrollo económico de Cuenca merced a industrias de madera y de ovino.
¿Acaso es pedir demasiado a los gobernantes responsables?
Un artículo de Alfons J. Kruijer en colaboración con J. A. Buedo
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