Cultura

Virginia Feito repasa con Las Casas Ahorcadas de Cuenca su viaje desde Dickens al terror victoriano de ‘Victorian Psycho’

Virginia Feito (Madrid, 1988) será la protagonista este viernes del primer encuentro con autores del curso del club de lectura de Las Casas Ahorcadas de Cuenca, en el que diseccionarán ‘Victorian Psycho’, una novela impregnada de sangre y humor ambientada en la época victoriana.

Feito conoció recientemente el proyecto de Las Casas Ahorcadas, ya que admite que conoce poco sobre el ambiente tanto de los eventos literarios españoles como de la propia novela que se hace en el país, porque lee sobre todo en inglés, lo que se debe a que gran parte de su formación se ha producido fuera de España. Ha vivido en París, Londres y Nueva York y en este periplo vital se alimentó del cine y la literatura inglesa.

De esta forma, cuando empezó a escribir, lo hizo imitando a sus ídolos en inglés. “Cuando volví de París a España, me sentía un poco desplazada y no conocía bien la cultura por la que pasaron mis compañeros: no había visto ‘Física o Química’ ni sabía quienes eran los toreros, no me enteraba de nada”, desvela. Eso es lo que le llevó a mantenerse en su burbuja literaria personal en el idioma en el que escribe sus novelas “porque afino más”.

“Si leo en castellano a veces me agobio, porque siento que no estoy trabajando”, confiesa la autora, cuyas novelas son traducidas al castellano por Gemma Rovira. De su formación literaria anglófila le viene también el interés por la época victoriana. “De pequeña me pasaba las tardes intentando imitar esas frases largas, rocambolescas y llenas de adjetivos y esos nombres de personajes tan graciosos, tan bucólicos, tan pintorescos”.

Su intención era “imitar” a Charles Dickens, referente junto a las hermanas Brönte. En ‘Victorian Psycho’ hay “más de victoriano que de psycho”, pero es sangrienta y se aproxima al género de terror. Feito la considera un “estudio de personajes” y le gusta pensar que es una novela algo “indefinible, porque eso significa que es algo fresco y diferente”.

Su protagonista es una institutriz que poco tiene que ver con la más famosa del oficio, Mary Poppins. La escritora utiliza la primera persona porque “lo que quería era narrar una historia a través de una psicópata, muy fría y distante, pero que te lo cuenta con humor, como si estuviera haciendo stand up comedy”. Este personaje principal llega a servir a una casa por un motivo que permanece en secreto y con una idea algo equivocada de lo que le espera.

“Ella está tan mal de la cabeza que cree que es una familia que la van a querer mucho, que la van a entender y que va a vivir felizmente con ellos para siempre”. Lo que se encuentra, en cambio, es que esta institutriz “quizás sea una psicópata, pero ellos también: son crueles, machistas, racistas, abusivos y malas personas”, hasta el punto que los lectores “estamos en el equipo de ella”.

Feito ha intentado, sobre todo, “pasarlo bien y buscar algo distinto, porque cuando creas cualquier obra está muy bien copiar e inspirarse, pero siempre habrá algo que, inevitablemente, aunque no lo intentes, te sale a ti distinto, porque nadie puede escribir lo mismo que escribes tú. Incluso cuando estás investigando una época, si pones a diez personas investigando el mismo texto no iban a resaltar las mismas cosas”.

“Hay que buscar algo fresco, porque las grandes obras literarias victorianas ya están escritas, no hago falta ahí”, apunta Feito, que prioriza no aburrirse como escritora.

DESMITIFICANDO LA ERA VICTORIANA 

La autora, al preparar esta novela, ha descubierto que aquella época victoriana no era tan maravillosa como la que tenía en mente. “Las mujeres no tenían absolutamente ningún derecho, eran propiedad de sus maridos. A nada que tuvieran un poco de síndrome premenstrual la mandaban al psiquiátrico, le rapaban la cabeza y la anclaban a la pared”.

Había también “epidemias de infanticidio, porque las madres solteras tenían que esconderlos, porque si no iban a ser marginadas por la sociedad, y las más desesperadas tiraban los bebés al río o los dejaban en trenes”. En aquella época era también habitual la explotación laboral infantil y Feito apunta que fue gracias a Dickens “cuando empezaron a cambiar ciertas leyes sobre los horarios de trabajo de los niños”.

Por todo ello, reconoce que, si bien pudo ser una época “visualmente muy acogedora, con sus fuegos, sus velas, sus vestidos grandes y sus braseros en la cama”, la era victoriana era “una parodia en sí misma” con cosas tan extravagantes como “traerse momias de los viajes de Egipto e invitar a sus amigos para desenvolverlas”.

Toda esta experiencia ha sido tan intensa que la escritora cree que ahora toca tomarse un descanso de esta época, aunque a ‘Victorian Psycho’ todavía le queda recorrido, porque se acaba de rodar en Irlanda su adaptación cinematográfica, una producción americana. El encuentro de Feito con los lectores de Las Casas Ahorcadas será virtual y dará comienzo a las 19.00 horas.