Cultura

Una historia de derechos y dignidad: Cuenca

El día 3 de julio vivimos una experiencia cultural única en Cuenca. El acto fue presentado por el Coronel Fernando Antón, en el Auditorio “José Luis Perales”. La emoción y el orgullo del evento nos dejó huella por la ilusión, el trabajo, progreso y dedicación que hay detrás de la Banda de Adultos de la Escuela Municipal de Música y el Coro Sottovoce, que dirige José Garcia Llopis.  El concierto formó parte de la clausura del VII Ciclo de Historia Militar de Cuenca y fue dedicado a “La Guerra de las Comunidades, entre el Imperio Español y la primera revolución antiseñorial”. Más que una simple cita musical, fue un homenaje vivo a uno de los episodios más apasionantes y complejos de la historia de Castilla y de España. Atrajo personas de varios lugares de la provincia y también de Madrid. 

La Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522) fue mucho más que una revuelta local: fue la primera gran revolución antiseñorial de la Edad Moderna, donde las ciudades y villas de la meseta central se alzaron contra la nobleza y el poder real, buscando justicia social y una voz propia frente al Imperio Español. En aquellos años, el pueblo reclamó derechos y dignidad, y su eco aún resuena cinco siglos después.

El acto, organizado por la Subdelegación de Defensa y la Universidad Menéndez Pelayo, ofreció un repertorio a modo de viaje emocional que entrelazó historia y sentimiento: desde piezas épicas como la “Marcha Heroica de Infantería de Marina” hasta clásicos populares como “El Novio de la Muerte”, cada nota nos manifestaba el espíritu de lucha y esperanza de aquellos comuneros que soñaron con una Castilla más justa.

Uno de los momentos más conmovedores llegó con la interpretación conjunta del Himno de España, seguido de vítores a España que unieron a público y músicos en un aplauso cerrado y emocionado. Las mujeres del coro, radiantes de felicidad, celebraron su participación como un triunfo personal y colectivo, conscientes de estar dando voz y presencia a tantas mujeres anónimas que también formaron parte de la historia y la cultura de nuestro país.

El público conquense, entregado y participativo, disfrutó de un acto que fue mucho más que un concierto: fue una lección de memoria, identidad y orgullo compartido. La música, la historia y la emoción se fundieron en una tarde inolvidable, recordando que la cultura es el mejor puente entre el pasado y el presente, y que la voz de las comunidades, ayer y hoy, sigue viva en el corazón de España. Nuestra Cuenca, la de toda la Humanidad es así y para quien se identifica con ella y la siente como algo vivo se crea un idilio inalterable que solo puede ir a más. 

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