Actualidad

Cuando aprender ciencia es redescubrir el pueblo

Este jueves, 9 de mayo, Villalba de la Sierra se convirtió en el epicentro del saber rural, al acoger a cerca de trescientos niños y niñas procedentes de colegios agrupados de la provincia de Cuenca. Lo que allí se vivió fue mucho más que una jornada escolar: una feria donde las niñas y niños no solo aprenden ciencia, sino que descubren que sus pueblos también son escuela.

Desde primera hora, la Casa de la Cultura bullía de actividad. Más de trescientas niñas y niños, desde los tres años hasta jóvenes de 16, procedentes de escuelas rurales de la provincia —incluida la sección de Villanueva de Alcorón del CRA José Luis Sampedro, de Guadalajara—, compartieron sus aprendizajes tras meses de trabajo en el proyecto Itinera STEAM. Bajo esta iniciativa, han desarrollado propuestas que conectan la tradición y el método científico, la memoria popular y el aprendizaje colaborativo.

A lo largo de la mañana, desde el escenario del centro cultural, el alumnado fue desgranando sus proyectos: experimentos con lavanda, estudios sobre la resina, cómics que narraban la vida en sus pueblos, simulaciones del ciclo del agua subterránea o representaciones del trabajo alfarero. La escuela celebrando su pertenencia a la comunidad, convertida en un espacio público de celebración del conocimiento, de apertura y de diálogo con el entorno.

La feria se enmarca en el proyecto ItineraSTEAM, que busca visibilizar los saberes rurales como fuentes legítimas de conocimiento científico y pedagógico. “Extraer el conocimiento científico que subyace en los oficios y técnicas tradicionales, llevarlo al currículo escolar y hacer que los alumnos descubran el valor de lo que ya tienen en su entorno”, explica su directora, Raquel Fernández Cézar. La propuesta no mira al pasado con nostalgia, sino que tiene vocación transformadora. “Aquí, la ciencia no parte del laboratorio, sino del territorio”.

Durante toda la jornada, el alumnado estuvo acompañado por sus docentes y por representantes institucionales e investigadores que apoyaron el proyecto. Entre ellos, Yolanda Rozalén, coordinadora de Cultura de la Delegación Provincial de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Cuenca; José Miguel Rodríguez, de la Fundación Los Maestros; y Juan Expósito Baladrón, primer teniente alcalde y concejal del Ayuntamiento de Villalba de la Sierra, que actuó como maestro de ceremonias. Junto a él, el alumnado del CRA Miguel Delibes, bajo la coordinación del profesor Juan María Villagarcía, ejerció de anfitrión de la feria: guiaron al público entre los stands y presentaron desde el escenario las distintas propuestas.

También asistieron profesoras y profesores universitarios que han colaborado en el desarrollo de los proyectos, junto con reconocidos especialistas en escuela rural como Roser Boix (Universidad de Barcelona), Pilar Abós y Pascual Rubio (Universidad de Zaragoza), y Toni Comajoan (Secretariat d’Escola Rural de Catalunya), referentes nacionales en la investigación y defensa de la educación rural.

El encuentro fue posible gracias a la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través de un proyecto de investigación dirigido por Raquel Cózar, con el respaldo de un equipo mixto de profesorado universitario y docentes rurales. La coordinación científica estuvo a cargo de José María Martínez Navarro, mientras que la dirección técnica fue responsabilidad de José An. Montero. Además, colaboraron el Ayuntamiento de Villalba de la Sierra, la Fundación Los Maestros, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Zaragoza.

Durante la mañana, el centro cultural se llenó de ciencia, creatividad y raíces compartidas. El CRA Segóbriga presentó proyectos como El pelele (Carrascosa del Campo), Con las manos en la masa (Saelices) y Entre telas y tejidos (Almonacid del Marquesado). El CRA Guadiela llevó a cabo propuestas como Alfarería en el colegio (Priego) y El aceite de oliva y las aceitunas (Albendea y Salmeroncillos). Desde el CRA Los Pinares llegaron trabajos como La resina (Almodóvar del Pinar), Cultivo del azafrán y A comic about my village (Campillo de Altobuey), y Diseñando la energía del futuro (Enguídanos). El CRA Miguel Delibes presentó Los bosques, desde las secciones de Villalba de la Sierra, Mariana y Sotos. El CRA José Luis Sampedro contribuyó con La mujer rural: oficios (Villanueva de Alcorón) y el CRA Miguel de Cervantes, con una investigación sobre la Bioquímica de la orza (Cardenete).

La feria se completó con las aportaciones del IESO Juan de Valdés, de Carboneras de Guadazaón, con el proyecto Viaje de la madera al carbón vegetal, y del IESO Ciudad de Luna, de Huete, con La lavanda en la Alcarria, una propuesta textil que conjugó ciencia y patrimonio.

El evento se enriqueció aún más con los proyectos individuales de futuras docentes e investigadores: Lorena Luján Chujfi, con una propuesta sobre trashumancia como aprendizaje comunitario; Nuria González Almansa, con un trabajo sobre cultura irlandesa a través del cómic; Marta Gabriel Pérez, que diseñó experiencias de gamificación para el inglés; Irene López Velasco, centrada en prevención del acoso desde la educación emocional; Juan Rodríguez Recuenco, con una propuesta sobre competencias lingüísticas y digitales; Marcos Romero Mateo, que exploró la escritura creativa en inglés, y Laura Martínez Oviedo, que apostó por el cómic como herramienta narrativa vinculada al territorio.

El periodista Manolo H.H., conductor del programa España Rural en RNE, acompañó a los participantes durante toda la feria, recogiendo entrevistas y vivencias que serán emitidas próximamente en la radio pública. Su presencia añadió un nuevo canal de difusión a una experiencia pensada para abrir la escuela rural al país entero.

Ya por la tarde, el espacio se transformó en un foro de reflexión. La mesa redonda “ItineraSTEAM: experiencia de proyectos comunitarios” reunió a los equipos directivos de varios CRA junto con una treintena de estudiantes de la Facultad de Educación de Cuenca, que colaboraron en la organización. El debate giró en torno a los desafíos de la escuela rural en el siglo XXI: despoblación, innovación, aulas multigrado, comunidad, arraigo. Se habló sin eufemismos, desde la práctica cotidiana, con pasión y también con urgencia.

Se subrayó la necesidad de que la formación inicial docente contemple con seriedad las especificidades del medio rural, que se reconozca la complejidad de las aulas multigrado y que se fomente la pedagogía por proyectos como motor de transformación. La innovación educativa, se dijo, también puede germinar en los márgenes. O precisamente ahí.

Las reflexiones de quienes enseñan en estas escuelas completaron una intensa jornada de aprendizaje, comunidad y compromiso. Francisco San Julián Barambio, director del CRA Guadiela, recordó que muchas de estas escuelas siguen abiertas gracias al impulso de familias migrantes. María del Carmen Cerrillo Moreno, directora del CRA Los Pinares, defendió una enseñanza flexible y contextualizada, y sostuvo que “en un aula multinivel, tu mejor aliado como docente son los propios alumnos”. Carlos Nevado Gil fue rotundo: “En los CRA, trabajar por proyectos no solo es posible: es necesario. Es más fácil para nosotros y muchísimo más valioso para ellos.”

En definitiva, esta feria no fue un escaparate más. Fue una declaración de intenciones. Una demostración de que la escuela rural puede ser, también, un lugar de vanguardia. De que educar desde el arraigo, con el territorio como aula y las tradiciones como punto de partida, es una de las apuestas más prometedoras de la educación contemporánea.

Como dijo una maestra, al final del día, mientras recogía una maqueta hecha de barro y memoria: “Durante estos meses, las niñas y niños no solo han aprendido ciencia, sino a mirar su tierra con otros ojos. Han aprendido que sus pueblos también son escuela.”

Fotos de: Paz García Blanes y María Brito

ÚLTIMAS NOTICIAS EN ENCIENDE CUENCA