San Julián

Mucho rock y poesía, pero menos público del deseado en el primero de los conciertos de La Fuensanta

Mucho rock y poesía bajo una enorme luna llena, pero menos público del deseado, en el primero de los grandes conciertos de las fiestas de San Julián, que congregó en La Fuensanta algo más de mil personas para el festival protagonizado por dos veteranos de la escena española y dos formaciones conquenses: Ilegales, Los Enemigos, Kanteo y Das Model.

No hubo llenazo en el Poetas del Rock pero sí que acudió al estadio municipal un público maduro y entusiasmado con la oportunidad de disfrutar de los cabezas de cartel, que ya sabían lo que es tocar en la capital conquense. Los Enemigos movió incluso a público de Madrid y de otras localidades de Castilla-La Mancha, fieles seguidores de la formación liderada por Josele Santiago, que descargó los principales éxitos de su enérgico repertorio.

Por su parte, Ilegales cerró la noche con un espectacular concierto de rock’n roll, en el que hubo canciones de distintas épocas de su trayectoria, pero principalmente del primer disco que sirvió para poner en órbita al grupo. Jorge Ilegal, tremendo frontman, reivindicó la arrogancia de la estrella del rock frente a la falsa modestia, en la línea de lo marcado por el Burning Pepe Risi, que solía decir “cuando subes al escenario tienes que ser el mejor. Si no eres el mejor entonces bájate”.

Todavía lucía el sol y gran parte del público seguía en los caballos cuando se subieron al escenario de Poetas del Rock los Kanteo, banda de punk rock conquense que aprovechó su media hora para disparar un repertorio de canciones de Uzak, Kuero y Parabellum, entre otros.

También aprovecharon su oportunidad los Das Model, la formación de Sheila Ponce y Juanra Fernández que presentó en La Fuensanta sus temas propios combinados con versiones de clásicos como Iggy Pop y los Pixies.

En definitiva, los grupos defendieron el festival a pesar de que la respuesta de los conquenses no fue la esperada e hicieron disfrutar a los asistentes, si bien a muchos les molestó la imposibilidad de poder entrar y salir del recinto cuando quisieran, principalmente porque no había posibilidad de comer en La Fuensanta.

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