Semana Santa

Las raíces de la Semana Santa en la provincia de Cuenca

Los Orígenes de la Semana Santa de Cuenca (XVI-XVII) de Pedro Miguel Ibáñez es una de las obras de referencia para adentrarse en las raíces de las procesiones que comenzaron a celebrarse en la provincia, al igual que en el resto de lugares de España, en el siglo XVI. El investigador ha buceado en el Archivo Diocesano para encontrar pruebas de estas primeras manifestaciones públicas de religiosidad popular, ligadas sobre todo a la Vera Cruz, que se considera la más antigua de las cofradías penitenciales de España.

La documentación de las visitas del obispado de 1583 atestiguan la implantación de la Vera Cruz en más de una treintena de municipios: Alarcón, Arcas, Barchín del Hoyo, Beteta, Cañizares, Landete, Moya, Campillo de Altobuey, Utiel, Valera, Valverde del Júcar, Villar de Olalla y Priego son algunos de los pueblos de esta lista.

También hay certeza documental o referencias de la presencia de la Vera Cruz en Cuenca capital y casi cuarenta pueblos más: Carrascoas del Campo; Cuevas de Velasco, La Hinojosa, Castejón, Uclés, Santamaría de los Llanos y Puebla de Almenara, entre otros.

Entre las primeras cofradías penitenciales de la provincia también aparecen el Cabildo de la Sangre de Cristo, con presencia en Arguisuelas, Buenache de Alarcón, Camporrobles, Cañamares, Carboneras de Guadazaón, Enguídanos, Fuentes, Requena Víllora, Castillo de Garcimuñoz, La Almarcha y Villanueva de Alcardete; y la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que contó con penitentes en Escamilla, Iniesta, Cuenca, Huete, San Lorenzo de la Parrilla y Santa Martín del Campo Rus.

Ibáñez considera que, ocultas bajo distintas denominaciones, seguramente había más cofradías y señala a Fray Bernardo de Fresneda, obispo de Cuenca entre 1562 y 1571, como impulsor de esta eclosión de las Semanas Santas de la provincia.

Respecto a los desfiles procesionales, hay en los archivos diocesanos un pleito, referenciado también por Ibáñez, que corrobora la celebración de una procesión en la época Se trata de una disputa en Huete entre los cabildos de Nuestra Señora de la Concepción y el predicador franciscano Fray Ambrosio Montesinos por sacar sin permiso dos imágenes. Esta documentación prueba la existencia de un desfile procesional en Huete, con un recorrido estructurado y en el que participa una multitud de fieles.

Lo archivos también revelan la existencia de procesiones en San Clemente, La Hinojosa, Barajas de Melo y Carrascosa del Campo. Un documento, transcrito por Julián Zarco y citado por Ibáñez, describe la procesión de la Vera Cruz de Jueves Santo, en la que participan unos 500 cofrades, entre ellos mujeres, que desfilan en la noche con hachas encendidas y en la que se dicen sesenta misas por cada cofrade fallecido.

En el capítulo de las imágenes, Ibáñez señala al flamenco Giraldo de Flugo como uno de los imagineros más activos de la época. Llevaron su firma, por ejemplo, un Cristo Amarrado que hizo para el cabildo de la Sangre de Castillo de Garcimuñoz y una imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas para el pueblo de Zaorejas, que entonces dependía de la Diócesis de Cuenca. Del contrato del escultor para aquel trabajo se desprende que su fuente de inspiración fue un Jesús Nazareno del primitivo Cabildo de la Vera Cruz de Cuenca capital y al que podemos considerar el más lejano antepasado del actual Jesús del Puente de José Capuz.

También hay que mencionar al escultor Andrés Carrasco y el pintor genovés Bartolomé Matarana, que colaboraron en distintas esculturas conquenses. Del trabajo de estos dos artistas, uno en la talla y otro en la policromía, nació la imagen del Cristo Amarrado a la Columna hallado en 2005 en Alcocer, localidad que era conquense en aquella época. Esta obra es la única imagen procesional del siglo XVI que se conserva en buen estado.

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