Opinión

La Mancha de Cuenca tiene nombre de mujer

Que mujeres y hombres seamos diferentes es un hecho que ha generado a lo largo de la historia unproblema de desigualdades ocasionadas por una diferencia utilizada para restar oportunidades a las mujeres. De ahí proceden diferentes brechas de desarrollo humano, profesional o salarial que aún es necesario que superemos en la era actual aunque llevemos mucho avanzado. Lo contrario de la igualdad es la desigualdad y no la diferencia, que bien reconducida debería servir para unir esas distancias entre mujeres y hombres.

La diferencia será positiva siempre y cuando nos sirva para sumar y para que desde esas perspectivas múltiples que podemos ofrecer como personas se aborden los cambios y la transformación que necesitamos y en el caso de las provincias despobladas, potenciando el papel de las mujeres como principal agente de revitalización que permita acortar la brecha urbano-rural. Pero si buscando la igualdad, nos convertimos en “mujeres espejo” de los hombres dejaremos a un lado nuestra esencia, aquello que nos diferencia y en un mundo que está viviendo un cambio acelerado y que requiere posicionamientos, reforzar nuestra identidad femenina integradora, revitalizadora y cohesionadora es una garantía de éxito para los retos futuros que nos esperan.

Pues bien, estos fueron algunos de los pensamientos que pasaron por mi mente cuando formé parte de la gran marea morada a la que me uní el pasado domingo en Tarancón (Cuenca).

En estos momentos en los que casi hemos perdido el hábito de reunirnos en masa para compartir un tiempo para el deporte, la salud y la solidaridad con una mayoría de mujeres y algunos hombres diversos en edades, procedencia, ocupaciones, inquietudes, ideas y hobbies. En estos tiempos de incertidumbre y volátiles, en los se está marcando de forma muy sibilina el pensamiento único con respecto a los cambios sociales, en los que la desinformación se ve reforzada a través de la aparición de los nuevos canales digitales que han desembarcado en nuestras vidas, personalmente me gusta abogar por la diferencia y por aquello que nos hace únicas como personas individuales que forman parte de un importante grupo social llamado “mujeres rurales” que tiene mucho que hacer y decir en el mundo en general, pero sobre todo en nuestras provincias, las que se están despoblando. Y creo que ahí es donde radica la verdadera fuerza y el poder del feminismo del siglo XXI, en la integración, la libertad y la responsabilidad individual que tenemos cada una de nosotras para tomar la iniciativa y aportar al desarrollo del medio rural que se está configurando.

En estos tiempos de cambio, aunque en la España Despoblada puedan percibirse detenidos, pude disfrutar de una actividad deportiva y saludable junto a unas 600 mujeres más. Recorrimos las calles del municipio, que conservan la esencia de un pueblo que avanza en dirección a una ciudad de futuro. Tarancón es ese espacio territorial cabecera de La Mancha Conquense donde se integra lo rural con lo urbano, lo antiguo con lo nuevo, la decadencia con la prosperidad. En sus calles pudimos disfrutar de un día brillante en el que atravesamos edificios emblemáticos, vías de tren y empresas como Incarlopsa que comparten su Responsabilidad Social con la Comarca impulsando el empleo. Una mañana en la que la lluvia nos abrió paso para finalmente bailar juntas a ritmo de zumba y demostrarnos a nosotras mismas que la vida es una danza en la que somos protagonistas y que la complicidad y la solidaridad entre mujeres constituyen nuestra fuerza más poderosa para generar los cambios necesarios en las zonas con escasa población. La guinda al pastel la pusieron las taranconeras del equipo de fútbol EFB Jesús de la Ossa. Debo confesar que de niña siempre quise ser futbolista aunque por entonces no eran habituales los equipos de féminas, por lo que compartir con ellas momento de vestuario fue otro de los subidones de endorfinas que me ofreció el día. La felicidad y la vida en La Mancha de Cuenca tienen nombre de mujer. Disfrutamos y marcamos la diferencia a ritmo deportivo, saludable y solidario a favor de la Asociación Española Contra el Cáncer. Gracias a las mujeres de Tarancón, al equipo femenino, a Peña el Mosto, a Instituciones y Organizaciones que lo hicieron posible.

Yolanda Martínez Urbina es coordinadora de Reto Demográfico de AFAMMER. Presidenta de Pueblos Proactivos.