La brisa rajo a la velada folk de Estival Cuenca aromas marítimos y tesoros escondidos en el tiempo, como los que alberga el Museo Paleontológico, escenario donde Luar Na Lubre ejercieron de trovadores de un patrimonio musical con raíces, pero viajero.
Recibieron los gallegos el Premio Solán de Cabras que entrega el Festival a la Trayectoria Musical y precisamente comenzaron el recital con Fonte do Araño, un homenaje al agua, presente también en este inicio de Estival con una tímida tormenta veraniega que no quiso entrometerse demasiado.
Con un madrigal compuesto en gallego por Federico García Lorca, los Luar Na Lubre mostraron al público conquense que hay una música líquida, que conoce los orígenes y se siento orgulloso de ellos, pero que se enriquece en cada travesía de puerto en puerto.
La banda gallega, que cumple cuarenta años sobre los escenarios, repasó gran parte del repertorio de su carrera en un recital atlántico. El viento que soplaba sobre el Correo Molina acompañaba a las canciones que llegaban del norte con historias marineras y de ciudades sumergidas por océanos.
Luar Na Lubre, tan talentosos como generosos, apostaron por melodías muy conocidas y ñl público acompañó con sus palmas los sonidos de gaita, violín y acordeón que danzaron con el aire en el MUPA.
Los ganadores del premio Solán de Cabras firmaron un concierto muy animado en el que aprovecharon las canciones para recordarnos que, quien pierde sus raíces, pierde su identidad y que terminó sobre un campo de estrellas, construido con ayuda de las linternas de los teléfonos del público, para pedir paz para el pueblo de Gaza con la interpretación de Tu Gitana.
La velada continuó con Cuélebre, otro grupo que reivindica la música del pasado, de raíces medievales, inspirada en algunos casos hallazgos arqueológicos.
Esta formación conquense demostró por qué se han ganado a pulso un nombre en la escena folk con un directo sorprendente por la variedad de instrumentos musicales utilizados, entre ellos la zanfona y diferentes tipos de flautas, así como por las lenguas utilizadas, ya que pasan del castellano al inglés a otras que hace tiempo que dejaron de hablarse.
Hay misticismo y bosque en las melodías de Cuélebre, pero también hay un amplio espacio para la luz y los ritmos animados en una propuesta que tendría encaje en varios tipos de festivales y el público salió satisfecho por la originalidad de su actuación.











































































