Ha pasado medio siglo desde que José María Yturralde, en su papel de conservador agregado, trabajara en el recién creado Museo de Arte Abstracto Español atendiendo al público, como recuerda el director de la Fundación Juan March, Manuel Fontán, “atendiendo al público, pintando las rayas del suelo y espantando las moscas mientras se aprovechaba de la biblioteca y de este ambiente maravilloso
“Hemos visto que queda una mosca huidiza del año 66 que no pudimos atrapar, pero es muy zen el hecho de algo que no termina totalmente de funcionar, es el espíritu con el que se hizo este lugar”, bromea el artista conquense, que ahora vuelve con reconocimiento internacional, un Premio Nacional de Artes Plásticas bajo el brazo y una exposición que recorre el ‘timeline’ de su vida y obra.
Manuel Fontán, Celina Quintas y Marta Suárez-Inifiesta han comisariado esta exposición que se ha desarrollado en paralelo con la dedicada a Jordi Teixidor que ha pasado también por este museo.
“Son dos artistas muy cercanos, amigos que han tenido trayectorias muy diferentes, pero con cosas que les unen. La primera es que los dos son artistas conquenses de la primera hora: en el 66 y 67 ya estaban en Cuenca y conocieron a Antonio Saura, Gustavo Torner y Fernando Zóbel”.
El artista nacido en Filipinas fue quien compró a Yturralde su primera obra, ‘Ritmo’, incluida en esta exposición que reúne principalmente préstamos del taller del conquense. “Lo trajimos, junto a otro que compraron a Jordi Teixidor, en una Vespa. Yo conducía con casco y Jorge protegido por esos cuadros que llevaba en los brazos, y aunque la moto se nos gripó en la cuesta llegamos y aquí están hoy”, rememora el artista.
Durante la presentación a los medios de la exposición, Yturralde ha calificado a Zóbel y Torner como sus maestros y ha desvelado que ha aprovechado para visitar al conquense, que cumple 100 años este 2025 y que ha influido mucho a su trayectoria posterior: “tengo cuadros que no expongo que son muy tornerianos y casi se enfadaba conmigo”.
Yturralde ha recordado que él venía de terminar Bellas Artes “en una escuela casi dieciochesca” y en Cuenca se encontró con la abstracción gracias a Gustavo Torner “y me pareció tan excelso que no tuve más remedio que seguirle”.
“Fue un privilegio ayudarles a la realización casi a mano de este museo, cazando moscas, como ha dicho Manuel, para evitar que quedara mal”, rememora.
DENOMINADORES COMUNES
Como ha recordado Fontán, Yturralde y Teixidor, además de compartir viaje en Vespa y trabajar en este Museo de Arte Abstracto, tienen más cosas en común. Ambos forman parte de la colección Juan March, los dos recibieron becas de la Fundación Juan Marcha para formarse en Estados Unidos: Jordi Teixidor recibió una ayuda para vivir en Nueva York e Yturralde se fue en el 75 al MIT de Boston Harvard, en Massachusetts, “en una estancia absolutamente decisiva para alguna de las series de su trabajo”.
Otro denominador común es que ambos estuvieron en las bienales de Sao Paulo y Venecia y, finalmente, ambos han ganado el Premio Nacional de las Artes Plásticas.
Fontán explica que “llegamos a la conclusión de que había un aspecto del trabajo de los dos que es la obra sobre papel”. En el caso de Yturralde, “eso es el dibujo, los bocetos, todo tipo de papeles milimetrados, las maquetas gráficas, el diseño de carteles, las portadas de libros y todo el trabajo, por así decirlo, en horizontal que ha acompañado a su obra”.
En la muestra se puede ver una evolución en las técnicas, desde los primeros dibujos, anteriores a la década de los sesenta, al posterior trabajo con ordenadores e impresión digital. “Este tipo de material tiene menos vocación de ser público que la pintura o que la escultura y en otras ocasiones ha sido expuesto acompañando a exposiciones como un material documental que documenta proceso; aquí en cambio, está en primer plano y es como entrar en el archivo del taller, en la parte más íntima”, apunta Fontán.
También hay pinturas, como sus figuras imposibles, en exposición que consta de más de 200 piezas en el museo, pero que supera las 500 en la versión expandida que se ofrece de forma digital.
Respecto al título escogido para esta exposición, ‘José María Yturralde: una línea de papel’, el director de la fundación explica que es un juego con el término inglés ‘timeline’, que es el que se utiliza para referirse a una cronología o a una biografía y a los muros de las redes sociales. De esta forma, el visitante podrá hacer un recorrido temporal por los aspectos más relevantes de la vida y el trabajo del artista conquense.
Esta exposición constituye “una visión antológica de una parte fundamental de mi vida”, apunta Yturralde, que considera que esta es una de las exposiciones que más ha emocionado nunca, porque han destinado tres años a este proyecto con el que vuelve a casa.
La exposición ‘Yturralde, una línea de papel’ podrá verse en el Museo de Arte Abstracto Español hasta el próximo 12 de octubre.


























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