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Por un futuro más igual y sostenible

La Coordinadora para el Reto Demográfico de AFAMMER en la provincia de Cuenca, Yolanda Martínez Urbina ha participado en el libro “Mujeres en la Gastronomía de Castilla la Mancha” junto a otras 66 mujeres que han posicionado la gastronomía de la Región.

El libro se presentó en Guadalajara y ha contado con la participación de las Cortes de Castilla la Mancha, la Universidad de Alcalá, la Asociación MEG, el Instituto de Cultura Gastronómica de Castilla la Mancha y la marca Alimentos de Guadalajara.

Esta obra y según se expone en su contraportada, está enmarcada en las actividades de investigación y divulgación de la Universidad de Alcalá, bajo el epígrafe – El rol de la mujer en el posicionamiento de la gastronomía de Castilla la Mancha – y recoge una representación de las mujeres que ponen en valor la gastronomía castellanomanchega en las cinco provincias de la región. No están todas las que son, pero el libro es una muestra de agradecimiento a todas por su trabajo e ilusión por mantener la identidad gastronómica castellanomanchega.

Yolanda Martínez, dentro de su trabajo transversal y en red con los diferentes agentes del territorio y en el día previo a la conmemoración del Día de la Mujer, ha compartido el Manifiesto de AFAMMER con el grupo de Mujeres en la Gastronomía, en el que se resalta el reto de lograr un futuro más igual y sostenible y que reproducimos a continuación:

Como cada 8 de marzo desde AFAMMER nos unimos a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, una oportunidad para visibilizar y conmemorar a las mujeres y niñas rurales de todo el mundo, pero sobre todo, para reivindicar su importancia a la hora de construir un futuro más igual y más sostenible.

  Este año lo hacemos bajo el lema “Mujeres y niñas rurales: empoderamiento como garantía de futuro” en la 67 Comisión Social y Jurídica de la Mujeres de Naciones Unidas, el principal órgano intergubernamental dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Una ocasión para alzar la voz por las mujeres rurales de todo el mundo, para abordar, analizar y debatir sobre el liderazgo de las mujeres y niñas rurales y el gran reto de empoderarlas en sus comunidades como herramienta para alcanzar la igualdad real de oportunidades, que es la gran meta del s. XXI.
  Las mujeres y las niñas son fundamentales para mantener vivas las zonas rurales, preservar los territorios y garantizar la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, están abandonando las zonas rurales en busca de más y mejores oportunidades y garantías de una vida digna. Pero además, juegan un papel fundamental en el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 pues la desigualdad de género sigue presente en todos los sectores de la vida pública y privada.

Esta es una realidad que debemos abordar de manera urgente, sabiendo que debemos trabajar para lograr el empoderamiento de las mujeres y niñas de estos territorios como punto de partida para lograr la igualdad en las zonas rurales.

DÉCALOGO PARA CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE Y MÁS IGUALITARIO:

El empoderamiento y liderazgo de las mujeres y niñas rurales en el siglo XXI pasa por:

Mayor protagonismo y reconocimiento de las mujeres y niñas como principal eje de actuación para combatir el cambio climático y la despoblación. Las mujeres merecen estar situadas en el eje de actuación de todas las nuevas políticas de acción social. Deben ser reconocidas como protagonistas en problemas tan importantes como la despoblación. Si ellas se van nuestros pueblos desaparecen, y con ellos perderemos la mayor parte de nuestro patrimonio natural artístico y cultural.

Un acceso igualitario y justo a la educación: Según la ONU, 78 millones de menores de edad están sin escolarizar y la mayoría son niñas pues más de 42 millones de niñas y adolescentes en todo el mundo no van a la escuela lo que las hace especialmente vulnerables porque están más expuestas a matrimonios y embarazos precoces y al matrimonio infantil.

Por la igualdad de oportunidades en el empleo: España es el segundo país europeo con mayor tasa de paro femenino  rural  con 2,7 pp frente a los 1.1 p.p de tasa de paro que tienen las zonas rurales de Europa.

Las desigualdades en conciliación y la corresponsabilidad es el motivo principal que expulsa a las mujeres del mercado laboral, especialmente a las rurales: Las mujeres en España dedican de media 1 hora 57 minutos más que los hombres a las tareas del hogar y los cuidados. En el caso de las que viven en el medio rural, dedican 2 horas y 7 minutos más a esta tarea que los varones rurales. Las desigualdades de género en conciliación en el medio rural suponen un coste de 38.500 millones de euros lo que equivale al 3,1% del PIB de 2019.

Acabar con la desigualdad salarial que es una de las mayores brechas de género de nuestro tiempo, y que está presente en todos los países del mundo.

Igual acceso a la propiedad a la tierra: Se estima que si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, aumentaría el rendimiento de sus explotaciones agrícolas entre un 20 y un 30%, sacando de 100 a 150 millones de personas del hambre en el mundo. Sin embargo a nivel global menos del 15% de las propietarias de la tierra son mujeres y cuando son propietarias las explotaciones tienden a ser pequeñas.

Romper el techo de cristal y favorecer el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones. La presencia de la mujer rural en los puestos directivos de las empresas y en órganos tan importantes como los consejos rectores de las cooperativas es escasa, y prácticamente inexistentes. Este techo de cristal que también está presente en las explotaciones agrarias  pues se calcula que hay  aproximadamente 3 hombres titulares jefe de la explotación por cada mujer.

Por el acceso a las nuevas tecnologías en igualdad de las mujeres y niñas rurales: la brecha entre los conocimientos de las TIC de hombres y mujeres es mayor en las zonas rurales debido a la falta de infraestructuras de calidad y de acceso, especialmente entre las mujeres de más edad que tienen menos oportunidades de formarse y aprender nuevas habilidades y competencias. Como resultado, las mujeres se ven empujadas aún más a la pobreza y tienen menos voz, o están infrarrepresentadas en nuestras sociedades.

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