Opinión

Pedro Ruiz García, un sindicalista, una trayectoria, un compromiso

Ha fallecido Pedro Ruiz, un histórico dirigente sindical de las CCOO, luchador antifranquista, comprometido desde joven por la libertad y la democracia. Fue el primer Secretario General de la Unión Regional de CCOO (entonces aún Castilla La Nueva), elegido el 9 de enero de 1977 en el local de Atocha 55, justo quince días antes de la matanza de los abogados laboralistas de CCOO.

Su vida transcurrió impregnada de rebeldía ante la dictadura franquista y de compromiso con las ideas de izquierda. Militó en el PCE y en CCOO, desarrollando una intensa actividad desde la huelga de mayo de 1962 en la cuenca minera de Puertollano; conformando, junto a otros camaradas y compañeros -Huete, Caballero, “Tole” y Cejudo- el primer grupo dirigente del sindicato después de aquellos 9 días de huelga. Un reto que le llevó a desarrollar una intensa actividad clandestina y ser objeto de permanente seguimiento por parte de la policía franquista –la Brigada Político Social-.

Su actitud, su compromiso, su trayectoria es un legado para muchas personas de la organización, un legado que marca una rigurosa manera de entender la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Fue impulsor de acciones colectivas en la clandestinidad, promotor de confrontaciones en defensa de la democracia y la libertad. Destacó su presencia en las Elecciones Sindicales de 1966 que, con aquellas peculiaridades desarrolló el régimen franquista en los centros de trabajo, y lideró un papel combativo de los representantes sindicales en la empresa y en las estructuras del sindicato vertical, concretamente en el sindicato de Combustible.

Pedro Ruiz fue perseguido, arrestado y tuvo que vivir en clandestinidad; también tuvo que salir exiliado a Francia para evitar la detención en el descabezamiento de los años 70 del PCE y las CCOO en Puertollano. Junto a Julián Ariza, histórico dirigente nacional, desarrolló un intenso trabajo para reconstruir las CCOO en Castilla La Nueva y Extremadura, antes de la legalización de los sindicatos en abril de 1977.

Su vuelta a España, a su puesto de trabajo en la Calvo Sotelo (hoy Repsol Petróleo), se produjo con la Ley de Amnistía muerto el dictador. Se incorporó a la empresa, ganando el correspondiente juicio en la Magistratura de Trabajo, y fue elegido miembro del Comité de Empresa. En su merecida jubilación pudo disfrutar, serenamente, de la familia y amigos; un tiempo diferente sin perder un ápice de sus ideas y ganas de transformación social desde los valores más relevantes del progreso, la libertad, la democracia y la decencia.

Pedro nos acompañará siempre, nos animó a ejercer con firmeza, astucia y perseverancia nuestro papel sindical. Nos impregnó de un claro sentimiento de orgullo y pertenencia a una organización que antepone, por encima de todo, los intereses colectivos. No te olvidaremos. Descansa en paz.

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