Opinión

Intrahistoria de un hospital: una historia personal

En Cuenca, a diecinueve de diciembre de 2025.

EN EL ORIGEN.

Es la vocación política, entendida como servicio al bien común, muy similar a la que nos debe caracterizar a los funcionarios, la que me llevó a contactar con “Independientes por Cuenca” en las elecciones que finalmente otorgaron el acta de concejal a Antonio Melero. Corría el año 2003.

Y es Antonio Melero quién me abrió generosamente las puertas de un partido llamado en aquel momento a obtener un resultado muy superior al finalmente dictado por las urnas.

“Independientes”, como partido político que había nacido en torno a las plataformas de Autovía y Ave, el partido que propugnaba en campaña la estación del Ave en el centro, era a mi entender el instrumento político adecuado para servir a la prioridad de Cuenca, que era y sigue siendo defenderse y pugnar frente al doble centralismo de Madrid y Toledo.

Recién nombrado concejal, Antonio me pidió un proyecto sanitario de legislatura. Lo hizo en un correo electrónico de los tiempos en que se transmitían por lentos módems y con texto plano. Por tanto, si buscamos el origen, en el origen fue la palabra.

Y es en ese momento que nació la idea de un nuevo hospital para Cuenca y provincia. En el plano político el argumento era de justicia, Cuenca no podía ser menos en materia sanitaria que el resto de provincias de nuestra región.

Era sin duda crucial el momento en que se encontraba la planificación de las nuevas infraestructuras sanitarias a manos del recién nacido Sescam.

También el “Virgen de la Luz” tuvo su origen, y tuve ocasión de ver en los archivos del INSALUD la copia (hecha con papel carbón sobre papel “cebolla”) del escrito dirigido al entonces Instituto Nacional de Previsión por el que se solicitaba y justificaba la necesidad de un hospital general provincial en Cuenca.

UN HOSPITAL.

Si el destino nos castigara a perder todos los servicios públicos menos uno, quisiéramos que ese uno fuera el sanitario y, por encima de todo, la atención especializada, los hospitales.

Si lo pienso bien, tal cosa, o algo muy parecido, ocurrió en la pandemia de la COVID.

Cuando la guerra asola un territorio, es vital que los hospitales sigan funcionando. Hospitales de campaña forman parte de los ejércitos de todo el mundo. Barcos hospital asisten a los marinos y pescadores que faenan mar adentro.

Un hospital, mas aún en sistemas sanitarios avanzados como el español, es un ecosistema de enorme complejidad. Y es la organización asistencial hospitalaria la que articula el desempeño de gran número de profesionales de diversas áreas, incluidas las de alta especialización.

Pero, en lo que atañe a esta historia, en una sanidad avanzada, un hospital, edificio y equipamiento, es la infraestructura física que debe dar soporte, acompañar y facilitar un desempeño asistencial de alto nivel.

Ojeé con frecuencia y sana envidia los libros de arquitectura sanitaria que había en la biblioteca del Insalud. La arquitectura sanitaria es una especialidad que se nutre de permanentes avances en edificación e ingeniería, tendentes a proveer de la mejor plataforma para el desempeño de la labor asistencial, de administración y servicios.

UN PROYECTO SANITARIO.

Antes de ir al edificio, a la infraestructura, dejemos constancia de que el proyecto en el que nos embarcamos en “Independientes por Cuenca” entendía la construcción de un nuevo hospital como la condición necesaria, no suficiente, para un proyecto de atención especializada en Cuenca al nivel del resto del país y región. Que es como decir a nivel europeo.

Un proyecto sanitario que, en lugar de arrastrar los pies, colocara a Cuenca en condiciones de ocupar su lugar en un futuro de atención sanitaria especializada en permanente evolución en técnicas y tratamientos.

Un proyecto asistencial que dotara de modo suficiente la cartera de servicios de nuestro hospital, al tiempo que equilibrara entre las cinco provincias la asignación de especialidades de nivel regional.

No es el tema de este relato, o sí lo es en parte, toda vez que, para lo segundo hace falta lo primero, y lo primero es una infraestructura sanitaria avanzada que se alinee con un proyecto asistencial igualmente de futuro.

La excelencia en asistencia sanitaria es la que sus profesionales construyen cada día, y no es cuestión menor que el edificio y las instalaciones en que se desempeñan ofrezca las mejores condiciones.

El nuevo hospital de Cuenca tiene mas capacidad de atraer profesionales y, mas importante aún, facilita la labor a los que ya están.

Está científicamente probado que las condiciones del entorno físico hospitalario disminuyen el estrés de los profesionales sanitarios, lo cual redunda en beneficio propio y para los pacientes.

También se ha comprobado que esas mismas condiciones tienen impacto directo y positivo en la salud de los pacientes, con reducción en días de estancia-recuperación e infecciones nosocomiales.

No será necesario abundar en la relación entre estrés, el de los profesionales y el de los pacientes que además se retroalimentan, y salud. Y es en este punto que, como psicólogo, me permito opinar sobre el color blanco omnipresente, es apuesta segura pero no juega con el color como elemento que induce estados emocionales, y echo de menos además elementos decorativos con mayor protagonismo.

HOSPITAL “VIRGEN DE LA LUZ”.

Y aquí empieza la historia. Era el momento, el Sescam recién nacido planificaba a largo plazo sus inversiones en atención especializada, con nuevos hospitales a sumar al de Ciudad Real, construido por el Insalud.

Y en esa hoja de ruta, al “Virgen de la Luz”, el hospital de Cuenca, el único hospital de Cuenca, se le asignaron en un primer momento (año 2005) 564.000 euros.

Insistía Antonio, y tenía razón, en explicarlo sencillo y rotundo. Y sencillo era entender que el Sescam programaba en la región inversiones en hospitales por un importe en torno a los mil millones, euro arriba euro abajo, mientras “condenaba” al de Cuenca a su enésima reforma, de corto vuelo para más escarnio con el presupuesto inicialmente asignado.

Y para explicarlo sencillo, Antonio hizo un gráfico en forma de tarta del total de inversiones en atención especializada, realizadas y proyectadas, con la exigua “porción” de las que correspondían a Cuenca.

Desde la Dirección Provincial de Insalud viví de cerca la reforma, entre otros, del servicio de urgencias, y la construcción del policlínico, del aparcamiento y del edificio administrativo.

Por otra parte, en 1989 el hospital ya había tenido una importante ampliación que añadía un edificio al original, el que nació con un escrito que dejó copia en papel “cebolla”.

Hay un momento en que las reformas, las reparaciones y las ampliaciones, dejan de ser funcionales y pasan a ser lo contrario. Llega un punto en que, invertir en una infraestructura que no da más de sí tiene un doble coste.

Porque no se hace una casa nueva parcheando para lavar la cara de la vieja y, en segundo lugar, por el coste de oportunidad: el dinero invertido en lo que ya carece de recorrido, es dinero perdido para construir algo nuevo con proyección de futuro.

El momento era crítico porque, si se acometía la reforma, con un presupuesto finalmente importante que subió a los 12 millones de euros, quedaba cerrada la posibilidad de un nuevo hospital, cuando menos en el futuro hasta el que alcanzaba la vista.

Hasta la saciedad he escuchado el argumento de que un nuevo hospital era un dispendio injustificado en una provincia como la nuestra, acosada por la despoblación y el envejecimiento. Hermano pequeño del anterior, el argumento de que tal cosa, en cualquier caso, era imposible, que nunca iba a ocurrir.

No es momento de dilucidar si lo anterior era fruto de una realidad objetiva, o era más bien un argumento hijo del pesimismo, el fatalismo incluso, que aflige al alma conquense.

Y es en este punto que se entiende que no hay nada mas poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento. Y que, lo que mueve el mundo, son las ideas y la motivación y convicción para llevarlas a cabo.

Para que el nuevo hospital de Cuenca sea hoy una luminosa realidad, antes fue necesario creer que tal era posible. Y argumentando por pasiva, cuidado con afirmar que Cuenca no tiene futuro, porque puede terminar por convertirse en profecía autocumplida.

Sirva esto como enseñanza a las nuevas generaciones.

Y para ese futuro, si ponemos determinación y convicción para ganarlo, Cuenca cuenta con infraestructuras, ideadas, promovidas y “peleadas” por el movimiento social y político que podemos llamar “conquensismo”, como son la Autovía Cuenca-Tarancón, el Ave y el nuevo hospital.

Y es aquí donde el nombre de Antonio Melero cobra la relevancia que le corresponde como protagonista del compromiso y la ambición por la Cuenca que merecemos.

Es de su mano que me integré en el “conquensismo”, y no cabe en esta breve historia mi agradecimiento y el respeto que me merece.

LA MOCIÓN AL PLENO DEL AYUNTAMIENTO DE CUENCA.

Del movimiento “conquensista” por la Autovía y el Ave, la capitalidad incluso, surgió como hemos dicho el partido político “Independientes por Cuenca”.

La fuerza de un solo concejal, Antonio Melero, fue suficiente para convertirlo en instrumento útil y válido para defender a Cuenca frente a un statu quo presidido por el centralismo de Madrid y Toledo.

Y es en una moción ante el Pleno del Ayuntamiento de Cuenca, fechada el 25 de octubre de 2005, que tomó forma legal e institucional el proyecto de nuevo hospital provincial para Cuenca.

La moción, rechazada en un primer momento, aparentemente provocó el aumento del presupuesto para la pretendida reforma hasta los mencionados 12 millones.

Con motivo del debate en el pleno municipal de una segunda moción presentada por IxC, el entonces teniente de alcalde, Juan Ávila, comprometía un presupuesto de reforma de 54 millones, que consistía en un nuevo policlínico y la consiguiente reconfiguración-reforma de espacios.

Era evidente que el siguiente paso era solo cuestión de tiempo y así, en 2007 el presidente regional Barreda anunciaba la construcción de un nuevo hospital en Cuenca. El proyecto constructivo se haría esperar hasta 2010.

LA TRAVESÍA DEL DESIERTO Y UNA CARTA AL PRESIDENTE.

Es desde la acción política de IxC que tomó forma el proyecto de nuevo hospital como demanda de justicia con Cuenca. Y, aunque tampoco sea esta su historia, es preciso señalar que fue una travesía del desierto, con mucho trabajo, muchos problemas, algunos sinsabores y poco reconocimiento. Un viaje en cualquier caso privilegiado por el propósito y la compañía.

Valga como pequeño esbozo señalar que “El Dia de Cuenca”, medio de referencia en aquellos años, tuvo a bien no publicar absolutamente nada de lo que en IxC hacíamos, empezando por la acción política como concejal de Antonio Melero. 50 mociones, 250 preguntas en el pleno municipal, comunicados y ruedas de prensa.

“La Tribuna de Cuenca” tuvo sin embargo a bien cubrir la campaña de IxC a favor del nuevo hospital, y así titulaba el 12 de diciembre de 2005 “IxC insiste en la necesidad de construir un nuevo hospital en Cuenca”. Y vaya si tuvimos que insistir.

Nada que sea importante es fácil, y no es fácil torcer el curso de la historia. Para llegar a buen puerto, conviene hacer el viaje desde la fuerza de la razón y la justicia.

Ruedas de prensa, comunicados de prensa, y la edición de dos números de la revista de IxC, dieron cuenta del empeño en la propuesta de nuevo hospital.

Introducir la demanda de un nuevo hospital en la carta que Antonio Melero dirigió al entonces presidente José Bono, fechada el 9 de julio de 2003, no tuvo otro objetivo de dejar constancia del ambicioso proyecto en el que nos comprometíamos. La callada por respuesta no era otro que el resultado esperado.

Y al correr de los años, quedó cerrado el círculo con otra carta, escrita esta por el actual presidente regional, Emiliano García Page, y fechada el 21 de julio de 2025, en la que se afirma “Este nuevo recurso sanitario es la mayor obra civil de la historia de Cuenca y un hito en la gestión sanitaria en la provincia y en la región”.

Se inició la travesía un 9 de julio de 2003, y es el 19 de diciembre de 2025 que resultó finalmente concluida.

EL PROYECTO CONSTRUCTIVO. LA ARQUITECTURA SANITARIA.

Unas pocas cifras son suficientes para dimensionar la nueva infraestructura sanitaria de Cuenca.

200 millones de euros entre obra civil y equipamiento. 33.200 millones de las antiguas pesetas.

74.800 metros cuadrados de uso hospitalario en 114.000 m2 construidos.

508 camas frente a las 363 actuales.

43.404 metros cúbicos de hormigón, 3.377 puertas, 1.732 ventanas, 10.000 m2 de cristaleras, casi 14 Km de tubería…

Helipuerto con ascensor, de diseño específico, directo a quirófano y urgencias.

Solo en el área de urgencias, 12 boxes de atención inmediata, 16 de observación adultos, de pediátricos y 2 de reanimación cardiopulmonar…….

Recomiendo a estos efectos el visionado del siguiente video:

UNA MAQUETA Y ALGO MAS QUE LADRILLO.

Fue decepcionante que retiraran la maqueta del nuevo hospital de la entrada del “Virgen de la Luz”. Sensación agridulce cuando la repusieron y faltaban un pabellón (en el proyecto original eran tres y ahora eran dos) y el llamado “hotel de pacientes”.

Nunca me pareció cuestión menor el edificio destinado para hotel de pacientes y familiares que se proyectó inicialmente. Nuestro hospital, no debemos olvidar, es ante todo provincial y, es ante quienes sufren grandes desplazamientos para recibir asistencia que debe mostrar atención y sensibilidad.

Pero no es esta una historia en la que incidir en reales y supuestas carencias o deficiencias del nuevo hospital. Es una visión personal que celebra la evidente realidad de una infraestructura para el mejor futuro de los conquenses. Una aproximación subjetiva que no pretende sustituir ni desmerecer la realidad de que el nuevo hospital es una obra colectiva susceptible de múltiples y enriquecedoras aproximaciones, siempre que su intención sea la mejora de lo que tenemos. Una realidad que es resultado del nivel y calidad de nuestro sistema sanitario público.

Ya hemos dicho que importa el edificio, la obra civil, y toca ahora incidir en su equipamiento. Desde la cama del paciente o la butaca del acompañante, hasta la tecnología sanitaria más avanzada.

En la administración pública es muy difícil conseguir presupuesto para mejorar equipamientos existentes, es sin embargo automático que las “casas nuevas” sean equipadas con mobiliario y equipos nuevos.

Y valga como ejemplo que el nuevo hospital ha sido dotado con un TAC de última generación con IA por importe de 1.5 millones de euros, y de un equipo igualmente con la última tecnología para la sala de hemodinámica y cardiología intervencionista.

Para las empresas de equipos médicos, el nuevo hospital de Cuenca no es el hospital de una provincia olvidada de la España vaciada, es por el contrario un escaparate privilegiado para mostrar sus equipos más avanzados.

En un hospital lo mas importante es lo sanitario, pero no todo es sanitario. Y como muestra sus modernas cocinas, con 13 módulos y con un circuito de las bandejas que retornan sin ser tocadas para su limpieza y esterilización.

UN DOS POR UNO Y LA SEGUNDA MOCIÓN.

Los edificios del “Virgen de la Luz” eran como hemos dicho un lastre para un proyecto hospitalario de futuro que se convierten, “mutatis mutandis”, en oportunidad para un nuevo proyecto de alcance y proyección para Cuenca.

Dos edificios, unidos pero diferentes, edificio policlínico, aparcamiento cubierto y edificio administrativo.

Por si sirve de algo, creo recordar que la moción de IxC que proponía el uso sociosanitario para las instalaciones, fechada el 1 de marzo de 2006, se aprobó por unanimidad.

Residencia de mayores, centro de atención a la dependencia, docencia, investigación. Trazo grueso para una propuesta de infraestructura sociosanitaria que otorgue vida y continuidad asistencial al viejo y querido “Virgen de la Luz”.

Con la construcción del nuevo hospital quedan disponibles para otro uso las instalaciones del antiguo. Dos por uno porque las administraciones se ven hasta cierto punto obligadas a “hacer algo” con lo ahora desocupado.

Todo dependerá de que los conquenses afronten el uso de las ahora desamortizadas instalaciones del “Virgen de la Luz” con la motivación de ganar el futuro, en lugar de con el fatalismo de perderlo antes incluso de haberlo alcanzado.

O QUIZA UN TRES POR UNO.

Soy consciente de la polémica que arrastra la ubicación del nuevo hospital. Como he dicho, son múltiples las aproximaciones posibles a la realidad, la urbanística no es menor.

Pero, a lo que toca a este relato, me quedo con la urbanización de los terrenos de “El Teminillo” con no pocos millones de euros invertidos por la administración regional, y no solo para dar cabida al nuevo hospital.

El tiempo, y la determinación de los conquenses para ganar su futuro, dirá el recorrido que tienen los siguientes proyectos de singular interés:

 “Innovación para Agrupación de parcelas del PSI “Área Dotacional El Terminillo“. Que tiene por objeto la conversión del suelo de las actuales parcelas dotacionales público de uso deportivo, cultural y administrativo institucional en única parcela de uso dotacional privado deportivo con aprovechamiento lucrativo. 

 “Nueva área dotacional El Terminillo”. Que tiene por objeto la definición de las obras e instalaciones de edificación y urbanización, así como del régimen jurídico de los terrenos donde se propone crear una nueva área de uso exclusivo dotacional público destinada a la construcción de una ciudad sanitaria universitaria, así como de otras instalaciones públicas de carácter deportivo, cultural y administrativo-institucional.

 EN PAGO DE UNA DEUDA.

Contar esta historia ha sido ante todo el pago de una deuda.

En deuda con la realidad, siempre esquiva, y que se nos aparece sin deformación cuando añadimos trazos y matices al lienzo que la compone.

En deuda con Alejandro y Álvaro, mis hijos, es a ellos a quienes privé del tiempo que dediqué a la historia que he contado.

En deuda con los hombres y mujeres que conocí, y con los que hice la travesía vital que he relatado.

En deuda con Cuenca y sus gentes. Madrileño de nacimiento, gallego y andaluz por genética, encontré aquí mi casa desde el primer día, solo diré que, a estas alturas de mi vida, no me entiendo sin Cuenca.

En deuda con los profesionales del sistema nacional de salud, uno de los mayores activos de este gran país.

En deuda con la memoria de Jesús Mateo Navalón, que siempre me animó a contarla.

Finalmente, no puedo pretender saldar mi deuda con Maribel, mi mujer, compañera y protagonista imprescindible en este viaje.

PARA TERMINAR.

Con el año 2025 cierra sus puertas el “Virgen de la Luz”. Décadas de servicio a los conquenses para un edificio en el que los hombres y mujeres que cuidan de nuestra salud desempeñaron su labor, intensa, entregada, exigente.

Si las vivencias impregnan los lugares, una parte importante del alma conquense se queda entre las paredes del viejo y querido “Virgen de la Luz”.

Con el nuevo año inicia su andadura el nuevo hospital, digno heredero del anterior, y es entre sus paredes que las vivencias de profesionales y pacientes dejarán rastro del alma conquense en este siglo XXI.

Para mí, “Doctor Melero” es el nombre del nuevo hospital, protagonista de la historia reciente de Cuenca, gran médico y mejor persona, que ha prohijado junto a Paula tres jóvenes y prometedores médicos.

He querido fechar este relato el día, justo el día en que el “Virgen de la Luz” dejó de prestar servicio a los conquenses…..por el momento.                                                                 

Feliz Navidad y próspero año nuevo.

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