La lluvia no ha impedido la celebración este sábado del tradicional homenaje a los turbos fallecidos en la calle Palafox, uno de los puntos icónicos del recorrido de la procesión de la madrugada del Viernes Santo conquense que ahora gana un nuevo nombre: la Plaza de la Turba.
Entre música de violines, los componentes del Grupo Turbas han depositado un ramo de flores entre los brazos de los nazarenos de acero creados por el artista José Luis Martínez para recordar a los compañeros de clarín y tambor que nos han dejado.
Además, este año se ha inaugurado una placa, también obra del herrero de San Antón, que rebautiza esta esquina del Casco Antiguo de Cuenca con el sobrenombre de la Plaza de la Turba. El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, se ha encargado de destapar este nuevo letrero, en el que aparecen representados el tambor, el clarín y el Jesús Nazareno, y que a partir de ahora recordará la vinculación que existe entre los turbos y este rincón de la ciudad.


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