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Afectados por la DANA de Mira lamentan la “falta de humanidad, empatía y comunicación” de la administración local

A pocos días de que se cumpla el primer aniversario de la gota fría que arrasó el pueblo en octubre de 2024, la Asociación de Afectados por la DANA de Mira ha emitido un comunicado en el que critican especialmente la falta de comunicación por parte de su Ayuntamiento con este colectivo de personas que sufrieron un temporal que “no solo destruyó casas, enseres, calles y recuerdos, sino que también dejó una profunda huella emocional en quienes la sufrimos en primera persona”.

La Asociación de Afectados por la DANA de Mira ha decidido alzar la voz para denunciar “no solo la lentitud de las respuestas, sino, especialmente, la falta de humanidad, empatía y comunicación que hemos sentido por parte de nuestra administración local”.

Desde el primer momento, nuestra asociación ha intentado ser un canal constructivo y legítimo para trasladar las necesidades, urgencias y propuestas de quienes lo perdimos casi todo. Pero, para nuestra sorpresa y decepción, la respuesta por parte del Ayuntamiento ha sido un silencio administrativo sistemático, un silencio que, en ocasiones, ha dolido más que la propia catástrofe”, lamentan.

“Durante este año, nunca hemos recibido una comunicación oficial , ni se ha atendido ninguna de nuestras múltiples solicitudes de reunión. Tampoco se ha respondido a las invitaciones formales a participar en nuestras asambleas, en las que buscábamos precisamente ese contacto humano y directo que tanto hemos echado en falta. Nos hemos sentido ignorados. Nos hemos sentido abandonados”, asegura el colectivo.

La Asociación de Afectados por la DANA de Mira afirma que valoran profundamente “el esfuerzo que supone para un ayuntamiento gestionar las consecuencias de una catástrofe de esta magnitud” y que son conscientes del trabajo que implica reconstruir infraestructuras, canalizar ayudas y coordinar con distintas administraciones. “Pero también creemos firmemente que la reconstrucción no es sólo de calles, sino también de vínculos, de confianza, de comunidad. Y ahí, lamentablemente, hemos sentido una ausencia clamorosa”, apuntan.

“En todo este tiempo, solo gracias a la intervención del presidente de la Junta de Comunidades, D. Emiliano García-Page, hemos conseguido establecer algún tipo de interlocución institucional que nos escuchara y atendiera”. Por ello, aprovechan este comunicado “para expresarle públicamente nuestro agradecimiento por facilitar ese mínimo contacto que tanto necesitábamos”.

El sufrimiento de los vecinos no empadronados

Por otro lado, la asociación hace hincapié en un grupo de personas que han sufrido aún más: los vecinos no empadronados, los que tenían aquí su segunda vivienda, “los que lo han perdido absolutamente todo”.

“En muchos casos, la desigual distribución de ayudas ha acentuado el sentimiento de agravio y de injusticia. Los criterios aplicados para conceder apoyo económico han generado divisiones y malestar, aumentando la sensación de desamparo en un momento en el que todos esperábamos unión”, aseveran.

En cuanto al a reconstrucción, “a estas alturas, y con tristeza, tenemos que decir que la parte del centro urbano más afectada sigue prácticamente igual. No hay avances visibles. Las promesas se diluyen en los pliegues de la burocracia y en la falta de acuerdos entre administraciones. La vida sigue, sí, pero sigue entre escombros, humedades y grietas. Grietas físicas… y emocionales”.

Lamentan también que las visitas institucionales que se han producido hayan estado tan dirigidas y encorsetadas por las autoridades locales. “Nos hubiese gustado que esas autoridades viesen la realidad de las entrañas de nuestras casas, las que todavía huelen a humedad, las que aún guardan barro seco en sus rincones, las que todavía no han podido recuperar ni la normalidad ni la dignidad que merecen.”.

Desde esta asociación aseguran que no buscan confrontación, “sino escucha, diálogo y compromiso real. Y lo queremos decir con toda la fuerza que nos queda: aún estamos a tiempo de hacer las cosas bien. Pero necesitamos que nos miren a los ojos, que caminen nuestras calles, que entren a nuestras casas y que sientan, aunque sea por un momento, lo que hemos vivido y seguimos viviendo”.

“No pedimos milagros. Pedimos empatía, respeto y acción. Porque, a veces, lo que más duele no es la catástrofe… sino el olvido”, concluye el comunicado.

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