Opinión

Celebración de la Abundancia y la Vida

La Danza de Belinchón es un vibrante canto a la abundancia y la natalidad. Cada año, el pueblo se une en una coreografía ancestral que simboliza la fertilidad de la tierra, la renovación de la vida y la continuidad de la comunidad. Los danzantes, mujeres y hombres de todas las edades, representan la fuerza vital que impulsa el crecimiento y la prosperidad colectiva, transmitiendo valores de inclusión, participación y renovación generacional.

Ejemplo Internacional de Buenas Prácticas Socioculturales
Esta tradición destaca como un referente internacional de buenas prácticas en desarrollo sociocultural por varios motivos:

  • Fomenta la participación activa de todos los colectivos (jóvenes, mayores, mujeres), alineándose con los principios de inclusión y sostenibilidad recomendados para el desarrollo comunitario.
  • Refuerza la identidad local y el sentido de pertenencia, promoviendo la cohesión social y el bienestar emocional, elementos clave en las estrategias de buenas prácticas reconocidas internacionalmente.
  • Su apertura a la participación de visitantes foráneos y la integración de la mujer como danzante muestran un modelo de adaptación positiva y respeto a la diversidad, cumpliendo con los Objetivos de Sostenibilidad y los valores de la economía social y solidaria.
  • La Danza de Belinchón se ha convertido en un espacio de aprendizaje intergeneracional y creatividad comunitaria, similar a los proyectos europeos de intercambio y creatividad urbana que se consideran ejemplos de innovación social y cultural

Inspiración Global
Como otras iniciativas internacionales de buenas prácticas, la Danza de Belinchón demuestra que la tradición puede ser motor de desarrollo, cohesión y abundancia, inspirando a comunidades de todo el mundo a fortalecer sus raíces y proyectar su riqueza cultural hacia el futuro.

Cuenta una leyenda oral que si pides a un hombre un hijo a las puertas del templo de San Miguel el día de la Solemnidad del Cristo Arrodillado, te dará dos. Belinchón es la puerta de Cuenca desde Madrid, es el triunfo de la natalidad, es el kilómetro cero de la abundancia que tiene la provincia de Cuenca a través de la danza y la cultura ancestral, la fertilidad, de personas y de cultivos, de luz y conocimiento, de vida que hace frente a la despoblación. Hoy hincamos la rodilla como su Cristo, para pedir por una provincia europea despoblada que cree en la vida.